Para cualquier persona con sobrepeso los cambios de año o de estación suelen venir cargados de nuevas intenciones, proyectos, metas. Es frecuente escuchar a familiares, amigos, o compañeros de trabajo que tengan este problema la frase «a partir de enero voy a…; cuando acabe el verano empiezo…» Pero la realidad es que muchos de esos planes se posponen, se alteran, o se olvidan a los pocos días.
Sea el proyecto que sea, es preciso repasar algunas propuestas que siempre les hago a los pacientes que trato en la Unidad de Sobrepeso y Obesidad del Hospital Monteprincipe de Madrid.
1. Identificar el problema y ser proactivo.
Un problema, sea con la comida o con cualquier otro asunto, es algo que tiene solución si se realizan, de forma persistente, acciones siguiendo un objetivo determinado. Está ampliamente contrastado el beneficio que genera en los pacientes utilizar AUTORREGISTRO para anotar la dieta y el ejercicio realizados. Esta acción deja constancia de los progresos o de los motivos que llevaron al fallo y de las consecuencias del mismo.
2. Realizar planes realistas.
Basados en la constancia, en la perseverancia, y adaptados a la vida y al contexto de cada uno, porque de nada van a servir los propósitos basados en experiencias ajenas. Y REALIZAR PLANES A CORTO PLAZO, cercanos, para cada día, y/o para cada momento del día.
3. Aprender a convivir con la comida.
No se trata de evitar o eludir, se trata de afrontar. Estar rodeado de estímulos que van en contra del plan de adelgazar es lo normal. La comida existe. Está en los anuncios, en los supermercados, en las máquinas de los lugares de trabajo. Es imposible no ver, pero es irresponsable coger. No es congruente con la decisión. La comida no es un contratiempo. Un contratiempo es comer de forma anárquica, comer en exceso, y/o comer hasta sentirse mal.
4. Cambiar el patrón de conducta
Incorporar alternativas correctas que neutralicen el deseo de comer. Utilizar un modelo de acción basado en el cuestionamiento. Respondiendo a preguntas como por ejemplo: ¿Ahora mismo realmente tengo hambre? ¿Estoy comiendo más de lo debido porque siento ansiedad o tristeza? ¿Por qué he decidido hacer una dieta? ¿Por qué me he puesto en manos de profesionales?
El cuestionamiento siempre ha de llevar a la persona a un cambio en la acción.
5. Reaprender
Si una persona ha aprendido a llevar una vida sedentaria y a comer mal, deprisa, de forma desordenada, y/o exagerada, puede, evidentemente con constancia, aprender a realizar cadenas de acciones opuestas que le lleven a cambiar los hábitos de vida insanos que degeneran en sobrepeso y/u obesidad.
6. Evitar el autoengaño y huir de las acciones congruentes con la creencia: » No lo voy a conseguir».
Buscar motivos que justifiquen los fallos en la dieta o el ejercicio genera en los pacientes, a corto o medio plazo, sentimientos de inadecuación que les llevan, la mayor parte de las veces, a seguir comiendo. De esta manera refuerzan su creencia negativa y, poco a poco, se autoatribuyen un rol incompatible con conductas más saludables.
En estos casos es adecuado analizar el nivel de voluntad. Si es elevado para otros menesteres, también puede ser elevado para conseguir adelgazar.
7. Aprender a AUTOREFORZAR todas aquellas acciones que van encaminadas al éxito.
No venirse abajo por un fallo. Porque fallar no es el error. El error es no perseverar en la dirección correcta. La autocrítica no conduce a nada porque no suele ser constructiva, no sirve para resolver el conflicto y frecuentemente genera otro mayor.
8 . Pedir ayuda.
Cuando fallan los recursos personales y el sujeto está entrando en una dinámica de circularidad y no encuentra la forma de resolver su problema. Es imprescindible la ayuda externa.
Han sido ampliamente demostrados los beneficios de la terapia cognitivo-conductual en pacientes con problemas de sobrepeso. Por lo tanto, la decisión correcta será acudir a equipos de profesionales especializados en los trastornos de la alimentación