Los días 7 y 8 de marzo se ha celebrado en Madrid, en la CEADAC, la VII Reunión anual de CNC, Consorcio de Neuropsicología Clínica, a la cual hemos tenido el placer de asistir todas las personas que componemos el equipo de Centro de Psicología y Neuropsicología Recursos.
Se han tratado los siguientes temas:
- El diagnóstico del TDAH y la comorbilidad que presenta con otros trastornos como la dislexia, discalculia, o dispraxia.
- Se ha presentado el Protocolo IMAT para la evaluación y el diagnóstico del TDAH en población infanto-juvenil.
- Se ha puesto de relevancia el papel del neuropsicólogo en contexto forense.
- Se ha hablado de los distintos tipos de demencias y se ha presentado la batería ENM como medio de evaluación para las mismas.
Ha sido interesante, pero controvertida, la ponencia sobre la posibilidad de estimar la inteligencia de un sujeto antes de sufrir el daño cerebral.
Hemos tenido el placer de escuchar una charla sobre la velocidad de procesamiento y cómo este proceso cognitivo subyace detrás de otras muchas alteraciones.
Y, para terminar, se ha hablado sobre Síndrome Disejecutivo en la infancia y sobre Autismo.
Han sido galardonados con «Premio CNC 2014» por su trayectoria y buen hacer en el mundo de la Neurociencia, José Antonio Portellano, Josep Artigas Pallarés y Marcos Ríos.
Todas las ponencias me han resultado interesantes, pero he destacar la de Marcos Ríos Lago «Velocidad de procesamiento y Cerebro». Ha sido para mi un placer escucharle y conocer sus investigaciones.
Y de sus reflexiones, a las mías.
La velocidad de procesamiento se ve afectada en distintos grupos de pacientes. Por ejemplo, en sujetos con daño cerebral sobrevenido, o en ancianos. En estos casos, lo consideramos lógico. Es normal que una persona en esas circunstancias actúe de forma más lenta, o tarde más en responder a los estímulos.
Pero también encontramos puntuaciones bajo promedio en la velocidad de procesamiento de sujetos con competencias intelectuales medias y altas. Sujetos intelectualmente bien dotados que, sin embargo, presentan dificultades en pruebas penalizadas con tiempo, cuyo problema es no saber la forma más rápida de acceder a su conocimiento, de actuar, o de elegir la estrategia más conveniente en cada momento.
Estas personas durante su etapa educativa suelen tener problemas, y en algunos casos pueden llegar al fracaso escolar, o ser etiquetados como vagos, desmotivados, desinteresados, lentos, o torpes.
Para que esto no ocurra, estos sujetos necesitan adaptaciones metodologías que les faciliten la posibilidad de demostrar lo que saben, a pesar de que no sepan o no puedan trasmitirlo a la misma velocidad que los demás.
En la ancianidad es frecuente encontrar personas sabias, bien informadas, cultas, que actúan, recuerdan, y se mueven con lentitud. «Es propio de la edad», comentamos todos en tono comprensivo. Sabemos que su velocidad de procesamiento, con los años, se ha ralentizado.
Pues bien, podemos imaginar que nuestros niños y jóvenes con este problema son «como ancianos», lentamente tratan de acceder a la información que poseen, y necesitan de nuestra comprensión y de los cambios necesarios en su vida académica para proporcionarles vivencias exitosas que les lleven a sentirse bien.
Una vez más, salgo de estas reuniones y congresos ilusionada, cargada de planes, de ganas de difundir el mensaje recibido, de interés por cambiar el entorno de tantos y tantos pacientes con los que a diario trato para conseguir que su vida sea más auténtica. Porque tener una alteración en uno o varios procesos cognitivos no puede generar un problema mayor en el que se acabe viendo afectada la personalidad, el crecimiento emocional, la autoestima, la armonía consigo mismos y con los demás.
Tendremos que seguir dando pinceladas en el cuadro de la ciencia. Tendremos que seguir procurando que resalten los colores de la razón, de la investigación.
Tendremos que seguir borrando los errores del pasado, las malas prácticas educativas empecinadas en no atender a las evidencias de la neurociencia.
Tendremos que seguir repasando los trazos que identifican a cada persona, destacando su individualidad, sus progresos, sus talentos, fijándonos en sus puntos fuertes, en los matices que les hacen ser especiales y únicos.
Los sujetos con problemas en la velocidad de procesamiento se merecen que todos los implicados en su educación procesemos rápido el mensaje: tienen un problema, intentemos que ello no les genere ninguno más.